
Planté en el arriate del balcón
semillas conscientes de primavera.
Quise que la cigüeña se llevara los sarcasmos
y me trajera chillidos, berbena,
cantos, vida para olvidar la locura y descubrí
que no hay rincones sin verdad,
inquieta entre los escombros,
esperando amigos.
Hay sonidos piadosos siempre en las palabras
y buenas razones para que la simiente
diera un horizonte en el que vivir.
Divisé todo eso la misma mañana
que hundía los dedos en la tierra:
hay corazón en las cosas, en los actos
y los oscuros momentos no existen,
siempre hay sol a pesar de la tiniebla.
Siempre después de las tormentas hay calma.
Y después de los momentos oscuros saldrá un sol más brillante.
Preciosas tus palabras.
Un abrazo⚘