No tenía nada,
Si no era capaz de hacerla sonreír,
O de que lo mirara como ella hacía
Cuando sentía su alma rebosar
De amor.
Allí, ante Keops, saco su trompeta
Y tocó, más nervioso
Que en un concierto ante el mismísimo presidente.
Lucille lo escuchaba,
Toca para mi Louis
Y el tocó melodías preciosas
que ruborizaron a la esfinge.