
El se dejó guiar por ella,
Ya no se resistía a pensar
Que podría conducirlo
A la perdición, demasiado
Caótica, demasiado niña.
Cerró los ojos y respiró,
Sin mirar atrás,
Fue pasó tras paso,
Guiando su cuerpo,
Su ser, hacía la inercia
Que impriman los pasos
De su diminuta sherpa sobre la tierra.
Y fue feliz porque vivía,
Y avanzaba con menos peso en su alma,
Era espiritualmente aerodinámico.
Descubrió que ella era la misma vida,
Y que él era, a medida que pasaba el tiempo,
Más y más un paquidermo,
Torpe y que aprendía lento,
Y cuyas decisiones hasta ahora,
Sólo le habían traído arrugas.
De la mano de aquella niña,
Se lanzaba hacia cualquier circunstancia.
Dejó en la cuneta su temor por el futuro
Y se centró en ver al dios del universo
Que avanzaba con los pasos de ese
Querubin rubio que sonreía siempre
Al mirar al horizonte, y que mañana
Le decía, jugarían al escondite,
Y tendría que buscarla de nuevo,
Quizás bajo otra piel u otra forma,
Pero que la encontraría.
Hasta que el mismo fuera,
Por si mismo, un sherpa para otros,
Que ayudaría a desaprender,
Los temores y a llenar de paz,
Las pobres almas que moraban
La savanna de las cosas vivas.
Precioso… profundo. Me ha encantado.
Enhorabuena por tu don. Y gracias por compartir y hacer el mundo un poquito mejor.
Thanks for publishing this awesome article. I’m
a long time reader but I’ve never been compelled to leave
a comment. I subscribed to your blog and shared this on my Twitter.
Thanks again for a great post!