Naranjas insoladas en horas deslizadas entre árboles plenos de tus hermosos senos, ojos-mirada laten tensos sentido y reposo inquieto.
Por un paseo entre cítricos navegan sonrisas y espejismo ramas, hojas, suspiros, besitos que sofocan sed y el ocaso mudos y naranjas sonrojadas de desnudos tatuados prolongados de cuerpos.
Perlados deseos salpican frutas gemidos, caricias, la dulzura de ahazar dibujada en manos palabras y el crepúsculo trenzadas y enamoradas de su intimidad atadas.